Persona meditando en la naturaleza


Por Mónica G. Abraham

La vida agitada en las ciudades, los problemas personales y las exigencias del mundo actual, se perciben a veces como un tsunami que nos arrastra sin dar tregua. Por experiencia propia les puedo compartir que a veces me han dado ganas de tirar la toalla, dormirme y no despertar jamás; pero al final las decisiones de cómo quieres afrontar las situaciones que se te presentan las tomas tú. Y claro que yo también como tú he sentido que no puedo sola, por lo que es importante reconocer que  necesitas el apoyo que brinda el acompañamiento de una terapeuta que te auxilie en ver todo de manera más clara. Esa es la primer toma de decisión importante para no dejarte arrastrar por esa ola mortal, que muchas veces termina por ahogarnos. Considero que primeramente hay que atender la parte mental y emocional para ir poniendo orden, porque ¿sabes? cuando llega ese tsunami a nuestras vidas todo se vuelve caótico como una casa desordenada. Una vez que inicias con esa limpieza interior en la terapia, las ideas se van aclarando y entonces caes en cuenta de cuánto has descuidado tu cuerpo y por lo tanto tu salud y entonces recuerdas que lo más importante eres tú. Te cuento que lo segundo que hice cuando el huracán me golpeó, fue agendar cita con el cardiólogo, pues tenía mi presión muy descontrolada. Al médico le solicité autorización para hacer ejercicio y luego de algunos estudios me dio luz verde. Me inscribí al gimnasio y al entrenador le pedí un plan alimenticio acorde a mi edad, mi peso y mis problemas de hipertensión. No les miento, pero llevo 5 meses en atención de mi cuerpo, mi mente y mis emociones. En todo ese tiempo, de manera gradual, he ido perdiendo peso (un kilo por mes) y cada día me siento más fortalecida emocionalmente. El equilibrio entre estos tres componentes básicos es fundamental para lograr la armonía que estás buscando, y no se trata de gastar una fortuna en terapias, gimnasios, entrenadores, médicos y dietas saludables, porque muchas veces nos detiene el argumento del «no puedo porque está fuera de mi presupuesto». Tu salud nunca debería estar fuera de presupuesto: puedes armar tu propio plan de acuerdo a tu bolsillo. Hay médicos para todos los presupuestos y  también formas gratuitas de ejercitar tu cuerpo. En los centros comunitarios o en las universidades, a veces hay nutriólogos que te pueden asesorar. Repito: no te olvides de ti, pues cuando llega el tsunami tienes más de una opción: o te pescas de la palmera, del tronco o del colchón; o bien te dejas arrastrar por la corriente y te hundes. No puedes ayudar a tus hijos, tu pareja o a quien conviva contigo si no te rescatas tú primero. El amor propio y tu vida, ante todo.