
Por Mónica G. Abraham
¿Te has sentido alguna vez como en olla express, a punto de que las lentejas salgan disparadas por todos lados? Es horrible ¿Verdad? Porque además luego hay que limpiar y reparar los destrozos que pueden ser muchos. Pues bien amiga, resulta que esta condición nos acontece a casi una de cada 4 personas. Según la Dra. Ana María Herrera Espinosa, catedrática de la UPAEP, son aproximadamente 314 millones de personas en el mundo quienes sufren de este padecimiento que se caracteriza por ser una respuesta ante situaciones que se perciben como amenaza.
El asunto no es sólo sufrir estrés y ya, sino tener estrés crónico y derivar en todo el montón de consecuencias que trae consigo.
Por si ahorita mismo te están dando ganas de jalarte los cabellos ¡Espérate!, resulta que el horroroso estrés viene acompañado de sus inseparable comadres: la ansiedad y la depresión, que no son nada lindas.
Recordemos que la ansiedad son esas ganas de arrancarte las uñas y salir corriendo como si estuvieras poseída (en serio que me ha pasado. pero nunca he llegado a esos extremos). En resumen: la ansiedad es un conjunto de sentimientos incontrolables, mezcla de preocupación, temor, angustia, pánico y desesperación.
Por otro lado, la depresión es el diagnóstico psicológico y psiquiátrico que según definición clínica, describe un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por tristeza profunda, culpabilidad, abatimiento, infelicidad y que además incapacita a la persona que la sufre para disfrutar de los acontecimientos de la vida.
Los trastornos depresivos, regularmente van acompañados de episodios de ansiedad. Esto es muy grave porque te puede llevar a convertirte en angelito antes de tiempo y hablar con Dios Padre si no pones un remedio, amiga.
Otras consecuencias del estrés son las de tipo psicofisiológico, tales como: taquicardias, hiperventilación, dolores de cabeza, colitis, gastritis, insomnio, agotamiento y problemas sexuales.
A nivel neuroendócrino también observaremos un aumento de la epinefrina y del cortisol, que provocan que el hígado libere más glucosa en sangre y que te puede provocar una diabetes tipo 2.
En lo psicológico vamos a encontrar pérdida del sentido del humor, indecisión, frustración, problemas de concentración, ira y/o preocupación constante.
Bueno y si todo es tan terrible ¿Qué puedes hacer? Pareciera que ante tu estilo de vida no habría solución, pero ¿Qué crees? Pues que mientras estés viva tienes alternativas. Ya sabes que siempre recomiendo lo primero y más importante: ¡Quiérete y ve a TE RA PIA, por favor, bonita hermosa!
Y por otro lado, procura dejar de pensar y sobre pensar de modo tóxico. Los pensamientos irracionales lo único que hacen es bloquearte y estresarte más, pues al ser persistentes y desbordados no nos sirven, nos provocan ansiedad y nos paralizan.
Mejor aprende con técnicas de relajación y meditación a regular tus emociones, ser consciente de lo que piensas, para que puedas entender que aquello que piensas mejora o aumenta las emociones que te generan el padecimiento.
Problemas siempre habrá y en nosotros está cómo lidiar con ello, porque mientras estés viva todo eso tiene solución. Así es que ya sabes aunque suene repetitivo: vive «un día a la vez» y no pienses en lo que no puedes resolver hoy o en lo que aún no ha ocurrido. Relájate con lo que más te guste, ponte guapa para ti misma, respira profundo, péinate bonito, vístete con tus mejores prendas, prodúcete si se te pega la gana aunque sólo salgas a la tienda, entrénate con tu mejor playlist y la rutina de ejercicios que más te guste para moldear tu cuerpo como tú quieres. Come sano y delicioso. Mírate al espejo así de bella y dedícate palabras lindas porque eres una reina; así es que ¡A brillar!
Fuentes de documentación:
www.gob.mx/salud/prensa/el-estres-provoca-ansiedad
s.m. wikipedia.org
upress.upaep.mx
cdc.gov/tobacco/campaign/tips/spanish/enfermedades/tabaquismo-afecciones-mentales-depresion-ansiedad.html
topdctors.com.co/articulos-medios/el-estres-y-los-pensamientos/